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Libros del Monasterio de Burceña y Toponimia (I)

Libros del Monasterio de Burceña y Toponimia (I)

La Natividad de BurceñaLOS LIBROS Y LA TOPONIMIA

La toponimia contenida en los libros del convento de mercedarios de Burtzeña, aunque abundante, no es tan lejana en el tiempo como podrí­amos presumir por la antigí¼edad de su fundación. La mayor parte, o al menos la más interesante, corresponde al siglo XVI, y la anterior a este tiempo nos llega, casi siempre, a través de referencias y copias realizadas con posterioridad.

En esta ocasión evitaremos recurrir a la tentación de presentar largos listados de nombres y lugares clasificados por fechas y materias, ofreciendo en su lugar otra fórmula que conjugue una somera descripción de la documentación existente en los libros conservados con los principales topónimos que aparecen en ellos.

Además, para hacerlo más comprensible se ha confeccionado un plano en el que se sitúan aquellos topónimos que hemos podido colocar en su espacio correspondiente, acompañándolos, entre paréntesis, del año en que se mencionan en la documentación. Este elemento supone en sí­ mismo un resumen gráfico de la toponimia contenida en los libros de Burtzeña.

De esta forma, logramos que el lector se haga una idea de cuál es la documentación que se ha conservado con el paso del tiempo y le presentamos gran parte de los topónimos existentes. A su vez, estos quedan perfectamente identificados al señalarse el libro en que se encuentran y la fecha en que se citan, incluyendo además no solo el marco en que se citan sino también su contextualización en función de la razón por la que se generaron, que normalmente será un contrato de compra venta, una donación o una relación de propiedades.

LOS LIBROS DEL MONASTERIO

Posiblemente el monasterio dispuso en su biblioteca y archivo de numerosos documentos originales referentes a compras y donaciones, que contendrí­an una información más precisa y exhaustiva que la conservada, pero diversas circunstancias, en especial los problemas derivados de las guerras y de la ocupación francesa en torno a los años 1808-9, en los que el convento fue ocupado judicialmente con el pretexto de realizar un «inventario y conocimiento»[1], conllevaron la pérdida de la mayor parte.

Este hecho se constata fehacientemente en un oficio fechado en abril de 1824, redactado por el comendador fray José de Larraondo, en el que dejaba constancia de las causas de la pérdida; decí­a que «con motivo de la guerra pasada de los franceses se la extraviaron a dicha comunidad todos los papeles y escrituras de sus pertenencias», y «además entregó al gobierno rebolucionario por causa de la supresión de dicho convento los pocos papeles que tení­a» (Libro IV).

Según deducimos, los únicos documentos que desde estas fechas se mantuvieron en poder del monasterio fueron los considerados como imprescindibles para identificar las propiedades y tener constancia de las rentas, condensado todo ello en únicamente cinco tomos. A estos hay que añadir un sexto volumen que lleva por tí­tulo «Libro de profesiones y tomas de hábitos«, que comienza en el año 1816 y finaliza en el de 1833, dedicado, como su propio nombre indica, a las pruebas de ingreso en el monasterio.

Los mercedarios de Burtzeña consiguieron sortear la orden dada en 7 de marzo de 1820, que mandaba la clausura y extinción su convento y la ocupación de sus propiedades, gracias a la oposición del pueblo[2] y a las instancias llevadas a cabo ante la regencia del reino por fray Eugenio Castiñaras quien consiguió que se reintegrasen a los frailes de la Merced todos sus bienes (Palacio, 1823-Septiembre-30).

Sin embargo, pocos años más tarde, durante el desarrollo de la contienda carlista, algunos monasterios fueron utilizados como puestos fortificados, lo que supuso que se ordenase la extinción de todos los que se hallasen en descampado, es decir, fuera de núcleos urbanos (R. Orden, 1834-Octubre-31). En esta ocasión no hubo vuelta atrás y en noviembre del año 1834 Burtzeña fue clausurado y cerrado, cuando contaba con 20 miembros, siendo su superior fray Pedro de Abaitua[3] (AFB. ADMINISTRATIVO. 263-68).

Suponemos que, con este motivo, los libros y documentos serí­an llevados por los monjes a sus nuevos destinos, y que, desde entonces, los de Burtzeña se guardasen en el archivo de la Curia Provincial de los Mercedarios de Castilla, en Madrid, tal y como indicaba en el año 1970 el mercedario vizcaí­no Pedro Ortuzar, en la introducción al «Tratado…», de fray Miguel de Alonsotegui. Posteriormente parte de ellos fueron trasladados al Archivo Histórico Nacional, donde se conservan en el fondo dedicado a las instituciones eclesiásticas, y el subfondo de los Mercedarios, con el tí­tulo «Convento de la Asunción (sic) de Burceña, Vizcaya. Mercedarios Calzados«.

Bien sea por unas causas o por otras, la cuestión más importante es que solamente disponemos de una pequeña parte del que, al menos teóricamente, estaba llamado a ser uno de los archivos teóricamente más importantes de Bizkaia[4].

LIBRO 1.

De todos los libros conservados se trata, tal vez, del más interesante, pues contiene la documentación más antigua y el relato sobre el origen y la razón de las propiedades más antiguas. Seguramente sirvió de base para confeccionar las relaciones de los apeos y las propiedades que se inscribieron en años posteriores.

Antes de avanzar en su contenido es preciso referirse a la escasez de referencias a la casa de Aiala, en cierta forma inesperada y, desde luego, lamentable, no solo por tratarse de los fundadores del propio convento, sino porque nos priva de la base documental que dimensionarí­a su importancia en el territorio. Existen apenas dos citas, contenidas en el apeo realizado en el año 1569, una de ellas que retrotrae al año de 1384, con la donación de un arbolar que se encontraba delante de la iglesia hasta llegar a la calzada «que entran para ir a la villa de Castro y Portogalete», donada por «el conde Hernan Perez de Ayala ante Juan Urtiz de Unsaa». La otra, se refiere a los términos contenidos en la donación que hizo en el año 1452 Fernán Pérez, señor de la casa de Ayala, ante el escribano Juan Martí­nez de Abando.

Entre los documentos más antiguos del tomo primero se encuentran los referidos a las casas de Salazar de Galindo y Salazar de San Martí­n. En el primer caso se trata de la confirmación que hizo Pedro González de Salazar asumiendo la hipoteca a Santa Marí­a de Burzeña que formalizó su difunto padre, Pedro González, por la que traspasaba la mitad de las rentas que producí­an la ferrerí­a y los montes de Hurdandeguieta a cambio de una capilla (1499-Febrero-05). Se trata de la única cita a los de este linaje, del cual sabemos por otras fuentes que, finalmente, decidieron romper el acuerdo y trasladar su enterramiento a la iglesia de Santa Marí­a de Portugalete, donde hoy dí­a existe.

Por lo que respecta a los Salazar de San Martí­n se halla un convenio establecido entre Ochoa de Salazar y su primogénito, Luis de Salazar, para que fincasen en ellos dos capillas, la capilla mayor del monasterio y otra que construirí­an más avanzada. En contrapartida dotarí­an al monasterio con 80 anegas de trigo anuales, o en su defecto 200 maravedí­s por cada una, para lo cual pusieron como garantí­a los molinos y ruedas del lugar de Sanctelizes, que hubo edificado el dicho Ochoa de Salazar, así­ como la ferrerí­a del Pobal (1527-Mayo-06). Este acuerdo se ratificó dos años después ante el provincial de Castilla.

Ochoa de Salazar incluyó este convenio en las páginas de su testamento, en las que reconocí­a la deuda contraí­da con el monasterio sobre la producción y rentas de la herrerí­a del Pobal (1536-Mayo). Transcurridos varios años, los monjes de Burtzeña denunciaron ante el corregidor el impago de las rentas de todo un decenio. El corregidor resolvió que la deuda se tomase de las propiedades de los Salazar y de la herrerí­a del Pobal, sus montes y carbones, así­ como en la ferrerí­a del Arenado y en la de Herrerí­as, en los diezmos de Galdames y en las herrerí­as de Carraní§a (1557-Julio-03). Los Salazar recurrieron la decisión, dando comienzo a una serie de autos que se alargaron en el tiempo. A pesar del considerable volumen e importancia de la documentación generada por los Salazar, no hallamos referencia a términos de Barakaldo excepto en el año 1674, en la casa denominada Palazio, que pertenecí­a a los Salazar y que estaba levantada sobre las bodegas y caballerí­as del convento y amenazaba ruina por estar cayéndose por todas partes.

En el libro IV se relata el final de la relación de Burtzeña con la ferrerí­a del Pobal, cuando los monjes vendieron a favor de Simón de la Quadra la hipoteca de las rentas de trigo por 3.000 ducados, que consumieron en reparar el molino de Retuerto, para poder ponerlo en arrendamiento.

Suscita gran interés el conjunto de documentos recopilados en el año 1574 por el comendador fray Miguel de Alonsotegui, relativos a las casas de Tapia y Zamunde, en los que se contempla cómo recayeron en el monasterio estas casas con sus respectivas heredades. La parte más importante se refiere a las propiedades obtenidas por herencia de fray Juan de Tapia, que fue comendador a finales del XV. Los topónimos que encontramos son los siguientes: Samunde (s. XV).Tapia (Lugar en Barakaldo. 1498-Mayo-18). í‡ubilta (sic) (1504-Abril-21). Caserí­a de Munoa (1521-Febrero-21). Las Cruzes de Tapia (1522-Diciembre-20). San Vicent de Varacaldo (S.F. siglo XVI). Caserí­as de Tapia y Samunde (1534-Marzo-27). Las Cruzes (1537-Noviembre-08). Casa situada hacia Ybarreta (1569-Diciembre-15).

En Diciembre de 1569, y a instancias del activo comendador fray Miguel de Alonsotegui, se realizó un apeo de las propiedades mercedarias existentes en Barakaldo, en los barrios de Larraí§abal, í‡ubileta, í‡ubileta de Arriba, Tapia, Llano y Escauriza (1569-DICIEMBRE-10). Con fecha 15 del mismo mes y año, se anotaron: La casa y caserí­a de Larraí§abal y sus heredades, en Larrazabal, que fue donada al monasterio por fray Juan de Axpuru. La casa de Aldeco, más una sexta parte de la butronera y colaquera de í‡ubileta. La casa y heredades en Llano. La mitad de la renterí­a de Vurzeña. Las rentas del barco y pasaje de Tapiaur, que se repartí­an en diferentes proporciones entre el convento, adquiridas a través de compras y donaciones, y varios propietarios particulares que, en ocasiones, las mantení­an a tí­tulo de mayorazgo.

Intercaladas, y con diversas fechas, se citan: la propiedad de í‡aldundegui (años 1473,1479 y 1490). Varias heredades en Escauriza, desde Vrdandeguieta hasta Urcullu (1485-Junio-02).

Venta de ¼ de la renterí­a de Burceña, que se hallaba agregada a la casa de Juana de Burceña, apreciada por Hernando Ybañez de Zubileta, morador en Escauriza, y Pero Martinez de la Renteria en 19 ducados de oro (1541-Abril-21). Amojonamiento de una heredad en Urcullu (1555-Enero-07).

Las últimas fechas contenidas en el tomo I se cierran con la reseña de una casilla y heredad en el lugar de Burceña (1572-Septiembre-22), y con la división de ciertos antuzanos en el lugar de Burceña (1572-Julio-31)

LIBRO 2.

Todo el contenido de este libro se refiere a diversas propiedades del monasterio en Barakaldo, especialmente sobre la caserí­a de Cruces, y las que pertenecieron la casa de La Herrerí­a, desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII, en el que una parte de ellas quedaron en propiedad de los mercedarios.

Las diversas situaciones y autos derivados de este proceso no aportan más que una pequeña colección de topónimos, aunque el resto de materias contenidas pueden ser de alguna importancia desde otras ópticas.

Se inicia con la hipoteca de la casa principal y los molinos de Basarrate, y 1/3 de una masuquera y tiradera cercana a la casa con sus heredamientos correspondientes, más 1/8 de los molinos del lugar de Aranguren y 1/8 de la masuquera de Aranguren, por un censo que otorgó Toda de Unsana, viuda de Pero Martinez de La Herreria, a favor de Diego Perez de Fuica, vecino de Bilbao y Begoña. (1563-Enero-18). Posteriormente, en el año 1597, se añadió una nueva hipoteca sobre la casa y solar de La Herreria, notoria en Varacaldo, por Gonzalo de Butrón y Herreria, y su mujer Hurtada de La Herreria, a favor de Aparicio de Hormaeche, vecino de Bilbao. La misma Hurtada de la Herrerí­a impuso otra hipoteca más sobre los mismos bienes en el año 1613, en favor de Mari Bañez de Jugo.

El conjunto de estos censos fue heredado por Josefa de Hormaeche y Coscojales, la cual los traspasó en favor de las hermanas Marí­a Antonia y Francisca de Vitoria y Lecea. Estas últimas acumulaban cuantiosas propiedades en Bilbao y su entorno, entre las que se encontraban en Barakaldo la caserí­a de Cruces y la torre de Vengo Olea con su parte de ferrerí­as, molinos y demás bienes raí­ces.

Marí­a Antonia de Vitoria Lecea vendió a las monjas agustinas de Santa Mónica la parte que le correspondí­a en los censos y propiedades mencionadas (1703-Septiembre-25), y estas lo revendieron al monasterio de Burtzeña (1743-Agosto-07). Finalmente, los mercedarios de Burtzeña iniciaron una serie de reclamaciones contra Agustí­n Antonio de Salazar y Bañales, propietario de la caserí­a de Cruces como nieto y heredero de Marí­a Francisca de Vitoria, hasta que se alcanzó un acuerdo por el que este se obligó a entregar a Burtzeña 1500 reales y los réditos atrasados de los censos (1748-Junio-12).

LIBRO 3.

Contiene una extensa relación de propiedades, compras, trueques, etc. relativos al monasterio de la Merced de Burtzeña, todos ellos fechados en diversos años del siglo XVIII. Destacadamente los siguientes:

Testamento de Martin de Urcullu, escribano, vecino de Baracaldo, viudo de Maria Hernandez de Beurco (hermana de Luis de Beurco Larrea), y casado en segundas nupcias con Maria Yñiguez de Ascoeta. Declara heredero de su casa de Landaburu a su hijo Juan Martí­n de Urcullu Beurco, apartando a su hijo segundo, Francisco de Urcullu y Larrea con un árbol situado en la llozilla de í‡avalla (1701-Enero-14).

Concurso de acreedores sobre bienes de Domingo de Eguzqui Aguirre, vecino de Abando, heredero de un censo otorgado por sus padres Domingo de Egusquiaguirre y Agustina de Zavalgoitia, hipotecando la casa de Arechaga (1703).

Trueque por Juan de Retuerto y Margarita de Salazar, con Francisco Antonio de Urqullu y Teresa de Ynurrieta y Beitia, su mujer (1727-Febrero-02).

Testamento de Antonio de Tapia, hipotecando a censo a favor del convento de La Merced la casa de Tapia (1733).

S.F. Censos y tierras compradas por el convento de Burtzeña después del concordato de 1737 (la mayor parte es de difí­cil o imposible lectura).

Testamento de Clara de Ugarte Salazar (1740-Junio-10).

Cesión al convento de Burtzeña por Domingo de Sasia y Maria Santos de Allende, de 838 estados de tierra en la vega de Lonzaga (sic). Posteriores autos -sin fecha- con Cosme del Barco sobre esta propiedad (1742-Abril-06).

Juan Fernando de Uriarte, caballero de la orden de Calatrava dejó una renta a favor del convento impuesta sobre las casas de Ansoleaga y Dovaran (en Urduliz) (S.F.).

Censo otorgado por Antonio de Trabudua y Antonia de Llano, a favor del monasterio, hipotecando varias heredades en San Salvador del Valle y Baracaldo (1775-Diciembre-24).

Hipoteca por Francisco de Lacabex y su mujer Josefa de Careaga de la caserí­a llamada Goico, sita en el barrio de Larrazabal de Baracaldo (1788).

Autos sobre la caserí­a de Ybarra, sita en Luxua (1776).

Concurso de acreedores de la caserí­a de Retuerto, propiedad de Domingo de Barroeta y Vrsula de Madariaga, vecinos de Portugalete (1794-Julio-07).

El contenido más interesante de este tomo es la relación de haciendas propiedad del monasterio de Burtzeña que, aunque sin fecha, podemos situar en torno al año 1755. Contempla las siguientes: 3 casas en Bilbao la Vieja; parte de una casa en Lejona; molinos y ferrerí­a de Bengolea, comprados en 1733; los molinos de Retuerto, comprados en 1725; una casa grande en Retuerto, comprada en 1726; otra casa en Retuerto, comprada en 1734; las tierras llamadas La Bastida, compradas en 1733; las hijuelas de Vallejo y Otabarsa; el sitio de casa de Zenarruza, en el barrio de Vitoricha, comprado en 1740; la caserí­a de Goicoechea en el barrio de Yrauregui (sin fecha); la caserí­a de Ascueta, bajo Santa Agueda; la caserí­a de Vallejo; una casa nueva en Rajeta; la casa de Tapia, comprada en 1701; una viña frente a la porterí­a del monasterio en Burzeña, comprada en 1695; una viña grande en Burzeña, comprada en 1654; unas tierras en Sarachu, Yrauregui; una tierra en la vega de Zorroza, comprada en 1721; la heredad llamada de Aysio, comprada en 1703; unas tierras donde llaman La Punta en el barrio de Zorroza; unas tierras en Arteagabeitia, compradas en 1647; una tierra que fue de la casa de Susunaga en Aguirre; una viña en Munoa, confinante con la estrada que baja de Llano a Las Begas; una tierra que llaman Artabellacos en las Begas de Burzeña; un cuarto de casa y tierras en Uraga, adquiridas en 1739; una heredad llamada Arizabala en Gorostiza; libertad de pasar todos los religiosos sin pagar el barco de Beurco, otorgado en 1643 por Lope Saez de Anuncibay, dueño de las casas de Retuerto y Veurcu; una heredad grande en la estrada de Retuerto, hacia Luchana, adquirida en 1726; una heredad en el barrio de San Bartolomé; una tierra en Rajeta, comprada en 1755; una tierra en el barrio de Careaga, comprada en 1755; una tierra en el barrio de Mesperuza; la vega llamada Lata de Ybarra, en Retuerto, comprada en 1755; heredad en la vega de Acicio (sic) en el barrio de Retuerto; en el mismo barrio otra heredad en la vega de Ybarreta; tierras pertenecientes a la casa de Echachua, sita en el barrio de Landaburu; las propiedades del concurso de acreedores a Domingo de Mesperuza en Gorostiza, el año 1714; un cuarto de casa en el barrio de Retuerto; una tierra en el barrio de Bagaza, en 1656; la casa de Goicohechea en el barrio de Yrauregui, por concurso de acreedores.

Goio Bañales

[1] (AFB. BILBAO ANTIGUA 11-1-34)

[2] Esta decisión contó con la oposición tajante del pueblo de Barakaldo, cuyo Ayuntamiento, en sesión celebrada en 25 de diciembre de 1820, elevó una queja en la que se hací­a eco de «la opinión y clamor del pueblo«, solicitando que, en lo que afectaba al convento de Burtzeña, se revocase y diese por nulo el decreto de extinción, o que se suspendiese hasta que el Congreso Nacional respondiese al recurso que se le solicitarí­a. Argumentaba su demanda en que no se hallaba situado en despoblado (la extinción solo afectaba a estos), y que el hecho de que los frailes hubiesen salido del convento era acorde a la necesidad de atender su oficio. Se indica también el grave perjuicio que se ocasionaba al pueblo, pues Barakaldo necesitaba a la comunidad de frailes por ser su parroquia una de las de mayor extensión de Bizkaia, y porque el convento tení­a escuela pública y gratuita de filosofí­a y primeras letras, y que mandaba todos los festivos cuatro individuos a diferentes capillas para oficiar la misa, e instruí­an a los que por distancia no podí­a atender el párroco. Finalmente se apuntaba que se sujetaba a las normas decretadas, pues se componí­a de 12 ordenados «in sacris», y esperaba otros dos sacerdotes con las licencias necesarias, y tení­a cinco filósofos profesos.

[3] Por lo que respecta a los frailes de los conventos clausurados -carmelitas del Desierto y de Larrea, capuchinos de Deusto, franciscanos de San Mamés y San Francisco, y los mercedarios de Burtzeña- se mandó que se trasladasen fuera de las provincias sublevadas (AFB. JRC1101-27).

[4] En el Archivo Foral de Bizkaia existen, repartidos en sus diferentes secciones, algunos documentos relaccionados con Burtzeña: en FAMILIAS-SALAZAR, 2509-1, se da cuenta de la ferrerí­a del Pobal, sus arrendamientos, y de ciertas cantidades pagadas a los monjes de Burtzeña por los arrendadores. También en FAMILIAS.YBARRA, 2257-1, se halla la venta de la casa y heredades de «Ascoeta», la casa y heredades de Rajeta, la heredad de «San Bartolom黝y la del barrio de «Monua», incautadas al convento de Burtzeña, y vendidas «a nombre de la Nación» por el Juez de Primera Instancia a favor de Mamerto de Oleaga, vecino de Bilbao. También se conserva un cantoral litúrgico, de 107 folios, compuesto por orden del comendador fray Juan de Algorri en el año 1750, que fue escrito en Madrid por Pedro Joseph Alambra (A.F.B. MíšSICA. 124).

 

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Actualizado el 3 de marzo de 2024

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